Hoy, hoy que ya casi nada queda en la memoria, hoy que la vida juega a salto de mata amores que jamás claudican. Hoy, hoy me siento solo. Solo con mi soledad y con la tuya, porque a pesar de verte andar de la mano de un ruiseñor mudo, estás sola; sola con mi soledad y con la tuya. Sola porque hoy, mi soledad te acompaña, sola porque extrañas mi ausencia, sola porque estás sola en su compañía.
Hoy, hoy ha sido la de nunca acabar, el negocio que no marcha sino deambula. La de nunca acabar, la del siempre comenzar, la del a veces, y de adioses. Hoy, hoy la vida transcurre y no discurre, porque te extraño y no te pienso, porque pienso, a veces, que me extrañas.
Hoy a pasado el día, las altas horas de la madrugada me están entregando al sueño, pero mi insomnio me arremete con tu recuerdo. Y siento culpa... culpa porque hoy estoy solo, culpa porque esta soledad es la culpable de que hoy te encuentres sola.
Hoy estoy triste, estoy triste y te quiero, te quiero con esa tristeza solitaria.
Hoy no hay perdón que valga, no hay disculpa oportuna, porque es mi soledad inoportuna. Y aunque ésto no es más que un juego de palabras, la verdad es que hoy, estoy solo... por mi culpa.
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