Y otro desvelo más, mis piernas trémulas de cansancio, no soportan el peso dormitado de mi culpa. Otra vez las altas horas de la noche, las pequeñas horas de un día que se avisora solitario...
A veces pienso, mientras calculo las pocas horas que dormiré hoy día, que la noche es un calmo infortunio, una ocasión para pensarte; pero lo mismo, en el trabajo, mientras calculo los gastos venideros, pienso en la ocasión para pensarnos.
Es por eso que casi escribo a diario, no por una verborrea continua que busca sosiego en este lenguaje escrito al que estoy tan acostumbrado; no, no lo hago por confinarme a un inventario de martirologios. Éstos probablemente sean mis más sinceros escritos, sin figuras literarias, sin rimas o ritmos. No. Éstas líneas casi son una eyaculación luego de la erección de tu recuerdo.
Aquí no hay gramática emperifollada, no hay acepciones líricas, ni conjunciones ornamentales; aquí hay sinceridad y desasosiego. Hay sinceridad y desnudez, hay un enojo fundamentado, porque mujer, aunque siquiera imagines lo que escribo, sabes bien lo que te pienso.
Ojalá me pienses en tus recuerdos, ojalá no sólo fuera un deseo; porque aunque sé que un tiempo atrás te di -a tus deseos amatorios- una negativa engañosa, hoy eres tu mi negativa. Pienso en lo irónico de todo ésto. Un amigo dice que a una mujer nunca se desprecia, que es una falta de respeto y no sé qué otros argumentos. No lo creo tan así, una negativa a un amor inoportuno, no es más que una expresión de buenos deseos, quizá luego uno lo lamente, pero eso abarca las cosas que escapan de nuestro control.
Ya avanzaron las horas del sueño, y ahora ya es hora del desvelo, ese descanso pretérito que parece nunca llegar. Es tan tarde para el sueño, es tan tarde para mí que ya sólo me queda pensarte, pero quizás, en mis pensamientos, esta noche... pueda soñarte.
mientras nos piensen o les pensemos
ResponderBorrarla existencia brilla y se hace tangible y se hace verbo y se hace deseo
un jardín de rosas con todas las espinas latentes...
besitos de luz