sábado, 19 de diciembre de 2009

Lo que prefiero

Prefiero descansar a la luz de una lámpara, que a la luz de una falsa esperanza; recordar a las mujeres que me amaron, que a las que amé. Prefiero sentarme a ver la gente pasar, antes de ser yo el caminante observado; conversar de lo que sea con la niña que amo, antes de amar a una niña que no conversa. Prefiero ser niño que juega a ser hombre, a ser un hombre que juega a ser niño.

Prefiero fumar un cigarrillo cuando estoy leyendo, que fumarme una lectura; recordar tus ojos tristes, antes de percatarme de tu mirada ausente, tus pequeñitos dedos en mi cuello, que en el cuello de una botella, los atolladeros de la avenida principal, que los atolladeros de mi garganta.

Prefiero guardarme mis palabras, antes de palabrear excusas, olvidarme un cumpleaños antes de borrarte de mi memoria, cantar a viva voz como los adolescentes, antes de tararear en mi senil mente. Salir a caminar largas avenidas, antes de montarme en el primer bus que me apresure el viaje de divagaciones; perderme en las siderales distancias del sosiego, antes de perderme en los espacios reducidos de una discoteca.

Prefiero rodearme de personas que me quieren antes de querer rodearme de personas, excomulgar ante propios fueros mis errores, antes de errar ante ajenos fueros. Amarte sin decirte palabra alguna, antes de hablarte sin sentir amor.

Prefiero estar aquí, escribiendo éstas líneas, antes de estar aquí, y no escribir nada.

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