Qué más puedo decir, qué otras ideas pueden presentarse a estas alturas del juego. Ya perdí el norte, el sur, cualquier punto cardinal me lleva hacia tí. Todos los caminos conducen a tu recuerdo. Y si Roma no se contruyó en un día, y Nerón la incendió en una noche, esta pena pirotécnica parece calcinarme lentamente, día a día; es a la inversa. Mi amor hacia ti se contruyó en un día, pero ahora, parece incendiarse noche a noche, dejándo atrás cada ceniza de tu ausencia.
No queda piedra sobre piedra, ladrillo sobre ladrillo, cariño sobre pena.
No quiero ser lacrimoso, me resisto a convertirme en lastimero. Pero ya está, no se pueden contradecir ciertas cosas. Niña, tu tímida sonrisa ha calado en mi extrovertida memoria, y no sé cómo manejarlo.
Roma no se contruyó en un día, Rómulo y Remo bebieron de lúpicas glandulas mamarias hasta fundar un imperio, y para continuar con la emulación, yo bebo de las ubres depresivas, para fundar sin mayor remedio, el imperio de un desamor.
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