miércoles, 18 de agosto de 2010

Vigilia

Deambular

Peregrinando nocturno

De verbo en adjetivo

De bar en bar

De par en par

Escrutando insomne

Las inquisiciones del destino

Nicotinizando las premuras

De la ansiedad

Filtrando el odorífero hollín

De los pensamientos mundanos

Oscureciendo el morbo

Del escrutinio

Estrellando el cielo carcomido

Voy entregando el escrúpulo

Al filo de la navaja

Ese filudo acero del sentimentalismo

Porque a cada luna llena

Se ilumina la estupidez

Porque a cada estrella

Se oscurece la sabiduría…

jueves, 20 de mayo de 2010

Tu silencio

Cuando tu voz se alborota
en el silencio
Cuando el silencio
se encalla en la borrasca de tu almohada
Cuando tu voz se convierte en susurro
y a mis oídos no llega nada

Cuando el mutismo de tu recuerdo
se alimenta de mi palabra
Y la alegría de escucharte
se convierte en añoranza.

Es entonces cuando en silencio
tu corazón me habla

jueves, 6 de mayo de 2010

Cuando pienso...

Cuando me pongo a pensar -cuando tengo la mala idea de ponerme a pensar- en los amores perdidos, siempre me encuentro con una retahíla de nombres e ilusiones que siempre me acobardan.
La lista no es muy numerosa, y siempre la ejecuto con amores materializados y platónicos, aquellos que encontraron en el beso su mejor aliado, y aquellos que encontraron en la ilusión, su peor verdugo.
Es naturalmente razonable pensar que si un amor se lacera, se hace inllevadero dejarlo; pero eso en el campo de la razón, y en realidad sucede que el hecho de amar no es del todo razonable. Pero bueno, culpar al amor es lo más sencillo, culpar a la pareja es lo más práctico, y culpar al destino es lo menos indicado.
Cuánto me hubiera gustado quedarme con cada una de las parejas que tuve, formar con ellas una familia, tener hijos y plantarme... pero luego de pensarlo detenidamente... no fui capaz de perpetrarles semejante maldad.
Pero ahora, que la ilusión me sirve el café en la mañana, ahora, nuevamente me aferro con uñas y dientes, con garras y colmillos a una nueva ilusión, y pienso que quizá, lo más razonable sea perpetrarle semejante maldad, e intentarlo, cuanto menos, hasta que la ilusión se desvanezca...
Mientras tanto... seguiré soñando

miércoles, 7 de abril de 2010

Derrotero

Si acaso contara mis defectos
e inventariara el efecto en lágrimas
acaso mi freudiana autoestima
encontraría alivio entre sábanas.


Pero el alivio no escapa a los fueros
a los designios que la voluntad trama
porque la vida es un lugar austero
y el destino al destino se allana.

Al cabo de tales sortilegios
las traiciones amicales me afanan
y si al virar la vista al derrotero
me encuentro solo al final del alba

La confianza es un fruto seco
de pulpa agria, de corteza helada
que al entregarla encontre sin mayor esmero
la fúnebre brisa de la tierra huraña.

domingo, 28 de febrero de 2010

Márgenes

Cuando pienso en el universo -cuando tengo tiempo de pensar en universalidades- me pregunto cómo será todo más allá del universo; es decir, cuáles son los márgenes, dónde termina el universo y dónde comienza... ¡Y qué demonios comenzará más allá del universo!

Y del mismo modo, y porque estoy y me siento muy análogo ultimadamente me pregunto ¿qué descansa más allá de los márgenes del amor cuando uno está enamorado? Dónde termina el amor y dónde comienza... ¡Y qué demonios comenzará más allá del amor!

Los márgenes siempre nos indican un comienzo y un final, siempre definen los límites y encasillan facultades; y todo lo que va más allá de los extramuros no es más que una sospecha, un terraplén tan foráneo que casi siempre lo hacemos perder -con poco esfuerzo- en el horizonte de la ignorancia.

El amor y el universo, lo cuántico y lo termodinámico. Quizá, cuando la vida se desarrolló en este sextante del universo, era evidente que se iniciara algo que va tan allá, o más allá de lo consciente, y se desarrollara algo tan inconsciente como el amor.

Después de todo, ni el amor ni el universo tienen márgenes, y nosotros, los humanos, nos dedicamos erróneamente a poner límites, a delimitar lo que no podemos concebir sin límites, lo sencillamente... inconmensurable.

sábado, 20 de febrero de 2010

Pronóstico reservado


Quién no tuviera la forma de predecir eventualidades del corazón, y tener digamos así, un presentador del tiempo, o en éste caso, un presentador del corazón que nos augure no pronósticos metereológicos, sino digamos, pronósticos amatorios.

Y así, encenderíamos el televisor, abriríamos el periódico y pudiéramos recibir por ejemplo: precipitaciones lacrimosas por la mañana, alegría despejada por la tarde, pero tenga cuidado, nubarrones de resentimiento por la noche.

Y en suma los pronósticos no serían muy pertinentes que digamos, y nos advirtieran de la volubilidad del clima amatorio sin mayor suerte, porque las fuerzas de la naturaleza no respetan antelaciones. Y así, el amor, de la misma manera, unicamente aceptaría, pronósticos reservados.